lunes, 1 de diciembre de 2008

Indeleble


Te apareces a cada segundo,

en cada letargo de mi vida,

y así tu recuerdo renace incansablemente.

Cuando está todo en orden

y escucho tu voz, reapareces.

Aun cuando cierre los ojos te veo

y en un destello de luz me encegueces,

aunque intente perpetuar la calma

que construí cuando te fuiste,

una palabra tuya

remece el lago sereno de mi existencia,

acaba con la dicha de olvidarte

y oscurece el día travieso de mi remanso.

Ufanaba del logro de no tenerte

cuando volviste corrompiendo el día,

destruyendo los sueños,

imponiendo tu impronta sobre mi voluntad

y aclamando el amor que quemamos un día.

No hay otra historia que contar,

sino la única revelación ante mi pena,

que es la imposibilidad de borrarte,

la incapacidad de largarme,

la inutilidad de mi odio

y la ineficacia de mis mentiras

en el intento de acabarnos.