jueves, 1 de abril de 2010

Tiempo

Mi memoria de tu cuerpo son las notas de una guitarra, la melodía de una trova melancólica y de vez en cuando una lágrima salada. Por eso cuando me abrazas, las formas de nuestras manos moldean una canción y en su letra nos dice que el recuerdo de pronto y sin avisarnos, nos llenará de dicha, y esperanza de volver a ver, esas sonrisas que un día nos parecieron eternas. Pues aunque te fugues de mi lado, yo amo tu presencia y ausencia, porque cuando no estoy contigo te llevo por dentro. Te he perdido muchas veces, de muchas formas diferentes y jamás terminaré de hacerlo, porque tú nunca has sido mío. Volviendo a ese abrazo, de pronto empecé a notar que ya nunca más amanecía, que jamás volvió a salir el sol. El éter nos regalaba una noche de muchos días, un día que no empezaba, el tiempo rebobinando nos sorprendió con las almas prendidas cuando en susurros sobre mi cuello "No me sueltes, comienzo a extrañarte" dijiste casi llorando.