lunes, 20 de abril de 2009

¿No?



No entiendo cómo lo haces, cómo logras descontrolarme hasta este punto, hasta que las lágrimas de mis ojos saben dulces, no por la aflicción que me provoca no tenerne, sino por la desesperación que me resulta de que estés tan cerca. Cómo hago para conocerte tanto, cómo hago para sentirte cuando estás cerca, sin siquiera mirarte, conozco tus manos por caricias que mi mente maquina, conozco cada hueco de tu boca por los sueños que dibuja mi imaginación, sé sincronizar mis movimientos a los tuyos, para que en el momento preciso te sientas invadido por mi presencia, siempre busco tenerte tan cerca, siempre huelo tu aura de terciopelo. Revoloteo en tu cuello, cuando estás ausente, camino al resguardo de tu sombra cuando estás dormido, ¡Dios! cuánto anhelo que seas mío, tan sólo que me abraces como únicamente yo en mi mente lo he creado, que me beses con esos besos que para tí yo he inventado. Si probaras un día a mi lado, lo sé... te quedarías, si tuviera que romper todas las reglas para estar contigo, ahora por fin digo que sí lo haría. Con una sonrisa en la cara quebrantaría cualquier parámetro de cordura, pero qué digo, si por ti ya me he sumido en un millón de enfermizas quimeras, estoy atada de pies y manos y hundida en un pozo de luz, estoy sobre espuma, estoy volando, estoy desesperada porque estoy sentada en la esquina más sublime del arco iris y tú no estás. Eres tan suave al tacto en mi imaginación, eres como sólo tú puedes serlo, como sólo tú me haz descontrolado. Y ahora que he llegado al punto culmine de mi insanidad quiero gritarte en la cara que me estás matando, que tu mirada vertiginosa recorriendo mi semblante ruborizado es lo más exquisito que puedes entregarme, que están a punto de explotar las mariposas dentro de mi vientre, que cuando me estás mirando con esos ojos de color indescriptible lo único que podría entregarte es mi contemplación absorta. Eres más que cualquier cosa que puedas imaginar, eres adictivo, eres mi droga preferida, por ti desespero y por ti me calmo. Si siguiera pensando, dejando que mis dedos construyan las millones de palabras que me muero por decirte tendría que anotar tu nombre... tu secreto nombre, que en el fondo sabes. Detrás de esa sonrisa extasiante, entre las terminaciones nerviosas de todo tu cuerpo, lo sabes. Por eso sonríes, por eso me ves con esos ojos. ¡Maldita sea! de nuevo tus ojos, apuesto a que no imaginas lo que pienso de ellos... y si tienes alguna idea, seguramente es muy lejano a lo que de verdad creo. Me gustan, me gustan mucho, ojalá alguna vez los hayas mirado al sol, así podrías saber cómo es la forma en que más me gustan... de hecho, me gusta cómo luces al sol, no te queda bien la noche sobre la piel, pareces más triste, me provocas la sensación de abrazarte y dormir a tu lado... quizás si me guste también cómo luces por la noche, pero sólo si estuvieras conmigo.

Y sigo sintiendo que sé tanto sobre ti, pero de lo que estoy más segura es de que anhelo continuar descubriéndote, viéndote día a día como si fuera el primero, como si jamás te hubiese conocido y tuviera que día a día enamorarme de ti de nuevo, por que estoy casi rozando el límite de esa palabra que me abofetea... Acabaré aquí, pues siento que estoy entregando tu recuerdo y quiero conservarlo, que sea mío por siempre, que no se me escapen detalles, ojalá a veces leyeras mi mente y supieras cómo te guardo en ella, en cada rincón reapareces.

0 comentarios: