lunes, 10 de noviembre de 2008

Sólo un beso prolongado


Me inspirabas, me atraías a tu regazo tibio, intuías mi llegada y esperabas en la puerta con los brazos dispuestos, me embriagabas, de deseo constante y de ciego amor perpetuo, no eras nada más que puras caricias, no fuiste nunca algo más que suaves besos, inconsciente, pero despierto esperabas en la cama con la mirada ardiendo y las manos desatadas. Más nunca me hablabas de frente, en tu lenguaje abstruso jamás dijiste te quiero, acomodabas tu lengua en mi boca y por inercia o coraje la movías irresistiblemente, nunca para articular palabras. Te miro ahora, cuando el pasado es más claro, cuando las nubes emigraron al sur y disiparon tus torrentes de fuego. Ahí estabas de pie, junto a la puerta, parco y con el libido rebosante, en tu lacónico saludo con el cuerpo delirante, extasiado de ternura y envuelto en el silencio sepulcral que conocí después de irme.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Está escrito para ese hombre alto, algo pálido y que amaba las cosas confusas?

Merma te quiero :D

Alvit@ dijo...

A veces el cuerpo habla más que las palabras mismas... pero otras veces se empeña en hacernos ver la realidad...

Un abrazo :)